Trago la brisa de la madrugada fría, resignada. Pasa otro día más sin saber nada de ti, otro día de decepción, de una sensación de olvido increíble. Me siento estúpida, esperándote, sin recibir respuesta.
Y he tenido miles de oportunidades, miles, pero ninguna ha venido de tu mano.
La verdad es que ya no tengo claro si te quiero, o si esto es pura rutina. En mi mente se dibujan los momentos en los que creí que había amor, y poco a poco entiendo que el amor nunca existió, que era solo un juego tuyo. Que te reías de mi.
El cielo se me viene abajo, ahora mismo me da igual seguir que parar, reír que llorar, morir que matar. Ojala se reviente el planeta y se salven todos menos yo. Pienso en acabar con todo, cortar por lo sano. Quizás sea lo mejor. Y que el mundo se vaya a la mierda un poco.
Lo único que pido es una puta señal de que sigues ahí, una explicación, o una excusa creíble, al menos. Creo que no es mucho lo que pido.
Dámelo y te dejaré en paz, dejaré de pensar en ti. Así me haces un favor.
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